viernes, 17 de noviembre de 2006

El escuadrón de la muerte

Siempre recordaré la primera vez que le pegué a un saco de box. Esa exquisita sensación de liberar la furia sobre un objeto inanimado, sin sensibilidad ni sentimientos (que gozo). Desde ese día que me quedó picando el bichito y meses después adquirí un receptor de ira para mi solita. Tuvieron que pasar otros 4 meses para que el saco estuviera colgado y listo para recibir golpes.

Así nace espontáneamente la academia de box Li-Mu Blad. Emplazada en mi casa, donde con suerte teníamos algunos muebles en el living. Es ahí donde se arma un improvisado gimnasio, en el cual faltaban implementos pero las ganas de quemar energías sobraban.

Seis mujeres ansiosas de pegarle a algo (¿porque será?), cada una con motivos propios por supuesto. Los pequeños y punzantes combos de la “Hiena Torres”, los furiosos golpes de “Electric Yavi”, los melódicos movimientos de “Stradivarius Clau”, la certeza de “Tigre de bengala Velásquez”, la ira de “La locura croata Balic” y los poderosos puños de “Ani de la Hoya” (Ja!). Seis mujeres listas para la batalla, o mejor dicho preparándose para ella.

Pero, ¿qué son seis mujeres con cero experiencia en dar golpes sin un entrenador? Bueno, aquí aparece mi nuevo personaje de la semana. Llamémoslo el “Profe”. Un hombre, seis mujeres, un saco de box, un sólo destino. Aprender a sacarle la cresta a al gente….que tierno. El Profe prepara secretamente su batallón personal de féminas. Algo así como los Ángeles de Charly versión Chilena, sin tanto glamour…ninguna rubia…todas morenas y furiosas.

El Profe llega tres veces a la semana puntual a impartir conocimiento y técnica. Nosotras lo esperamos con ansias después de un agotador día de trabajo. Parte la clase con el debido precalentamiento y el ambiente comienza a entrar en calor. La música suena fuerte en el equipo, la canción de Rocky nos hace creernos el cuento y nuestros combos salen con mayor potencia.

- A ver que pasa con esos abdominales!!!

El Profe imparte las clases de pie, palo de escoba en mano para marcar los tiempos de los abdominales en el suelo. Si se escapa alguna risa, alguna conversación del fin de semana (oye que estuvo buena la fiesta) o alguna de nosotras saca la vuelta, nos amenaza con el castigo del “warakass” (léase guaracás, proveniente de guaracazo en el ass). Nada de mayor cantidad de ejercicio o 50 vueltas a la cancha y 30 sapitos…simplemente un guarazo en el culo. Fácil y efectivo…solución a la antigua.

Nuestro grito de guerra es COLALESS!!!!! Según el Profe quedaremos listas para usarlo en el verano, y mientras más lo deseemos mas esfuerzo pondremos en nuestra rutina. Así que nuestro incentivo pasa a ser la imagen de un poto perfecto y dorado por el sol de las playas del Pacífico.

A veces el Profe llega con sed, por lo que en una mano sostiene el palo de escoba y en el otro una chela. Cuando se quiere relajar, prende un caño sin dejar de dar instrucciones. Nosotras seguimos la rutina, mojadas pero felices porque la guinda de la torta es el “mano a mano” con él. Nos turnamos para pegarle, nosotras con nuestra mayor potencia, él nunca nos pega, sólo se dedica a recibir golpes y nos empuja para que perdamos el equilibrio. Otras veces la clase termina con el Profe descargando su propia ira sobre el saco…toda una clase de “kicking ass”…con cabezazos incluidos.

Al final…todos cansados y felices….yo mojada hasta las patas, pero siempre con la imagen de un poto perfecto adquiriendo ese bronceado fascinante dando vueltas en mi cabeza.

Fueron ocho meses de entrenamiento casero, pasamos de llorar con las lagartijas a terminar haciéndolas casi con una sola mano (si…igualito a Rocky), El Profe logró formar su batallón…su propio comic de seis heroínas pateando traseros en las calles de la capital. Cada una con su propia combinación de golpes…él asignando las misiones con un estricto anonimato desde su casa en las playas del caribe…chela en una mano, caño en la otra, tirado en una reposera guata al sol y a su lado, la mina con el culo mas perfecto del mundo…..mientras tanto, en algún lugar de la ciudad nos encontramos nosotras haciendo el trabajo sucio (quizás, reduciendo un cargamento monumental de marihuana).

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